La vida, glosa poética

José Tarrazó, en esta sexta obra, vuelve a retomar la poesía con este “Glosario Poético” dedicado a LA VIDA. En sus poemas, unos con rima y otros sin ella, como el título de la obra indica, es un canto a la Vida con mayúsculas, las palabras que surgen desde su Corazón con humildad y amor, nos hace patente su profundidad, trata un sinnúmero de temas en este poemario, que es omniabarcante como la vida misma. La obra cuenta de dos partes, la primera más íntima y personal, podemos decir de alguna manera que es más mística. La segunda parte es como una apertura de ese misticismo a la humanidad, profundiza en temas más bien dirigidos a todos los seres y en especial a la Madre Naturaleza.

“La Poesía es el néctar de la Literatura, es un arte sonoro-imaginativo cuya belleza reside en la musicalidad de las palabras, su lenguaje es sonoro, mántrico, simbólico, facilitador de la comunicación entre lo interno y lo externo” (Rafael Mateu Sanz, del proemio de la obra).

Estos poemas, como hemos comentado, son un canto a la Vida, al Amor, a la compasión… entre otras tantas virtudes. También señala Tarrazó las lacras y debilidades humanas en varios de sus poemas, y si el lector lee atentamente, puede descubrir entre líneas una manifestación de la quintaesencia de lo más puro y perfecto que habita en nuestro interior.

Ese estado de creatividad a donde llegan los artistas que conectan con su Alma en sus obras, tanto en pintura, escultura, música, literatura, y un largo etc. manifiestan lo eterno, en ese estado no existe el tiempo, existe el aquí y ahora, por eso mismo estas obras siempre son actuales, no pasarán nunca de moda, trascienden lo material y lo ilusorio de nuestras vidas, apegadas en el plano de las sensaciones de los sentidos.

En este caso el autor con sus poemas nos abre las puertas de lo infinito, del cosmos, de las estrellas y de las galaxias, haciéndonos participes de la Unidad con todo y con todos los seres humanos, es un canto a la creación.

Al mismo tiempo nos señala el estado actual de esta sociedad, necesaria de cambios en profundidad, abundando en la manipulación a la que estamos sometidos los seres humanos, que somos pensados por este sistema egoísta, insolidario y hundido en el materialismo y el consumismo más exacerbado.

Señala también con una sensibilidad muy especial a los seres planetarios que están sufriendo guerras, enfermedades y hambruna, producidas por la avaricia de los países desarrollados sobre los países más pobres de esta Madre Tierra, en la que tres cuartas partes de la humanidad está en la pobreza o rozando los límites de esta.

Al mismo tiempo eleva un canto de esperanza, sobre las nuevas generaciones que vendrán en tiempos futuros a la vida, en las que recaen la responsabilidad de realizar los cambios necesarios para que se cumpla la Ley de Evolución en nuestro planeta, y por tanto en la humanidad, y en la medida de que cada uno de nosotros seamos conscientes, comenzar ya a efectuar un cambio unipersonal, porque cambiando a nivel individual, estaríamos provocando por simpatía cambios en los seres que viven a nuestro alrededor. Si un diez por ciento de la humanidad cambiara a este “despertar de la conciencia”, por simpatía cambiaría el resto de los seres humanos. Se establecería una humanidad que viviría en paz y armonía, sin guerras ni enfermedades. Es nuestro designio.

“Las pequeñas voluntades sostienen el Universo” (Pg. 193.) - José Tarrazó.

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