La sencillez de la Sabiduría

Esta nueva publicación de D. José Tarrazó Durá, es una obra cuyo ensayo ético filosófico no tiene desperdicio. Se adentra su narrativa en un espacio, donde se entrecruzan historias que pueden ser vivenciadas por cualquier familia de nuestros días, eso sí, con una sensibilidad muy especial. Describe la vida en una casa de campo “El piñonar”, de una familia compuesta por una viuda y sus dos hijas, y cuenta las vivencias de esta familia con dos de sus empleados, braceros de la finca, narrando sus experiencias dentro de una ética práctica en sus relaciones y en su contacto con la Madre Naturaleza, o sea, lo que se puede llamar unas correctas relaciones humanas.

Estamos ante una obra narrativa, que nos invita a reflexionar en torno al concepto de sabiduría vital…” (del Exordio de la obra, Pag 9 - Lydia Frasquet).

Nos habla también de Villa Tortuga, y de sus habitantes, especialmente de Carlos el barrendero, que con su atención y aguda observación conocía a todos los vecinos de este pueblo, más que nada para estar a su servicio y poder ayudarles, aunque estos no se dieran cuenta de la labor altruista de este personaje.

Nos describe también lo que fue la civilización de la Atlántida, cuyas principales ciudades e islas fueron sumergidas en el Océano Atlántico, pues el planeta Tierra como un ser vivo y con conciencia, ante la decadencia, corrupción y degeneración al punto que había llegado la civilización Atlante, la Madre Naturaleza dio respuesta ante los desmanes que estaban ocurriendo en la Atlántida, dando la oportunidad a la humanidad de comenzar de nuevo.

Destaca en esta obra el río de oportunidades que nos presenta la vida, para mejorar en valores de convivencia, y nos describe (porque así es su naturaleza) lo que es la “sencillez de la sabiduría”, la filosofía del cotidiano vivir, lo que nos puede ayudar en el largo camino del crecimiento interior. Nos cuenta también la fábula de la abeja y la hormiga, y cuánto tenemos que aprender los seres humanos de estos dos modestos pero sabios insectos.

Insiste mucho en la importancia de la educación y que debiera de ser permanente. Sobre todo, a pensar en el corazón y sentir y utilizar la mente como un instrumento al servicio de nuestro interior, pues en la misma es donde se halla todas las experiencias que hemos vivido, dejando patente que la mente es la “matadora de lo real” con la que nos identificamos, y que no es nuestro yo verdadero. Y cómo podríamos educar a nuestros hijos en las Leyes de la Madre Naturaleza ya desde pequeños, pues formamos parte de ella, y en ella están todos los secretos del sentido de la vida.

Hace un recorrido sobre esta sociedad actual de miseria y sufrimiento, reconociendo que en la actualidad estamos en una crisis de valores reales de convivencia, y que somos pensados por el sistema, en vez de ser pensadores auténticos y genuinos.

Nos relata también, lo que pensaría Don Quijote si realizara una excursión y viviera en estos días de una sociedad tan materialista y tecnológica como la nuestra. Con sus razonamientos nos hace ver la falta de personas auténticas, sencillas y altruistas para con los demás como verdaderos caballeros andantes, en busca de la justicia, la honradez y la ayuda a todos los demás seres humanos, siendo servidores de todos ellos y no vivir en este planeta para ser servidos.

Hace hincapié en que la transmutación de los individuos es posible, como los alquimistas transmutaban el plomo en oro.

Esta obra, es un compendio filosófico del arte de cómo vivir la vida con sabiduría y sencillez, desde nuestro interior, desde el corazón.

Subir