LA PUERTA DE LA COMPASIÓN

Siguiendo el recorrido que nos acompaña en nuestro devenir vital, a lo largo de nuestras experiencias, llegan unos momentos en que según como las hallamos enfocado nos llevan a atisbar unas puertas que siempre han estado ahí.

Pero por nuestros comportamientos que han creado nuestra forma de ser, siempre hemos tenido velada la verdadera realidad, que cuando se descubre ves que es más real que todo lo que se desarrolla a nuestro alrededor.

Una de las puertas que podemos abrir, si nos atrevemos de verdad, es la Puerta de la Compasión. Ya el solo hecho de pronunciarlo despierta algo en nuestro interior, lo que da a entender, que tenemos un potencial a desarrollar desde una actitud que va más allá de lo que podamos pensar. Porque el pensamiento sin acción es como si desperdiciáramos unas energías. Al abrir la puerta es como si abrieras de par en par el corazón y sin ningún tipo de barreras se dejara fluir lo verdadero que hay en ti y la Compasión forma parte de ello.

Cada pensamiento, cada acción en nuestras vidas, sea inspirado con los más nobles y puros deseos de superación. Que en cada momento nos encontremos disponibles para elevar nuestra mirada compasiva y que nuestras vidas se materialicen en obras de amor.

“El verdadero filósofo es aquel que no pone objeción en las cosas de la vida y soluciona las cosas como se le presentan, no dramatiza, ni se queja derramando lágrimas compasivas; las personas que ejercen la mendicidad como un vicio son pobres de espíritu, les falta la valentía, pasar por la puerta de la LUZ, pues cuando pasan quedan ciegos por el resplandor de tan potente luminaria. No le faltaba razón a Aristóteles en dejar la felicidad en manos de la razón prudencial; lo que, en definitiva, importa a la ética es la vida feliz. ¿Acaso no estamos faltos de felicidad?, desechando la sencillez y una vida compasiva, valores que todos tenemos, pero que los buscamos fuera cuando los tenemos dentro. Buscamos y no encontramos, mientras que todo se halla en la Madre Naturaleza, en el corazón sosegado, en lo más sencillo, en lo inmediato; pero no tenemos la sensibilidad amorosa para encontrarlo.

Que vuestras vidas escuchen la sinfonía del ahora, que no te abata la pobreza, ni el susurro de las malas lenguas,
 solo el canto del pájaro aliente tu Alma.
 ¡Si quienes te aplauden, te adulan!
 No escuches, sé sordo,
sólo la mirada compasiva llenará tu corazón.

Es el amor que canta a la alegría, a la libertad, a la juventud que comprende que su patria es el Alma, cuyo sendero, guiado por la Luz, calentado con el Fuego, perfumado con la Bondad y silenciado con la Paz, conduce a una Felicidad compasiva, fruto de un Servir constante y desinteresado.” JTD

Sentir compasión, nos eleva sobre nosotros mismos y nos transmuta, dejando nuestra personalidad y nuestra mente a un lado, siendo nuestro corazón el que rige y despliega esas energías, que son también una expresión del Amor incondicional, de entrega a los demás altruistamente y con una especial ternura y comprensión, sin esperar recibir nada a cambio.       

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