
Dentro del programa Cultura para la Paz del IICyP, proponemos contenidos de opinión que publicamos en la web y también en la revista digital llamada CULTURA PARA LA PAZ, publicada en Internet.
En esta sociedad en la que preconiza el “todo vale”, de lo que se han encargado nuestros sucesivos gobiernos en fomentar una educación dirigida a nutrir las empresas de mano de obra barata, regulando el fracaso escolar con las sucesivas Leyes de Educación del gobierno de turno.
Desde el Plan Bolonia en donde se agudizan la falta de materias de estudio humanistas, letras, filosofía, etc. en pro de crear individuos “productivos” y no pensantes, de cara a una formación más técnica para el mercado laboral pero faltos de valores de convivencia. Al sistema no le interesa que la gente crezca en valores altruistas de convivencia.
La utópica “sociedad del bienestar” creada en Europa, para contrarrestar y demostrar que se vivía mejor en esta parte del telón de acero en los tiempos de la “guerra fría” ahora no interesa. al mercado financiero le conviene el sistema chino o americano, trabajar hombres, mujeres y niños muchas horas sin importar las condiciones. O como en EE.UU. que si no tienes un seguro médico, te puedes morir de un simple catarro.
Cabe mencionar que los grandes “lobbies” están por encima del poder político.
¿Donde están los Derechos Humanos, el derecho a una Sanidad Pública, el Derecho a la Educación y el Derecho a vivir los pueblos de la tierra en libertad y paz? ¿Cómo estamos llegando a estos extremos? Uno de los ejemplos más patentes es la concentración de poder en pocas manos, y por medio de sociedades superpuestas están controlando a nivel planetario los flujos de capital (bancos), la energía petroquímica, eléctrica, las comunicaciones, los medios de comunicación, la farmacéutica, y últimamente la alimentaria.
¿Cómo es posible que los Gobiernos permitan a las multinacionales patentar semillas? La multinacional Monsanto patentó la semilla de los tomates, melones, lechugas, etc.
¿Qué herencia estamos dejando a nuestros hijos y nietos? ¿Hasta qué punto estamos siendo partícipes de lo que está pasando? La sociedad civil tiene mucho que decir, el individuo desde su pequeña parcela puede influir en que las cosas cambien, no podemos alzar los hombros y decir “es que las cosas son así”. Desde las asociaciones culturales debemos alzar la voz, desde las asociaciones de consumidores que están recogiendo firmas para que la situación cambie debemos apoyarlas, desde los colectivos anti-deshaucios también podemos aportar nuestro granito de arena, con nuestras firmas y nuestro apoyo, siempre desde la óptica de la paz. Cualquier movimiento cívico que de alguna manera recurra a la violencia como apoyo a sus reivindicaciones estará haciéndole el juego al Sistema, pues en nada diferirá esta violencia de la que ejercen con represión los gobiernos de turno.
La perspectiva de una Cultura para La Paz, es una eficaz herramienta que tenemos para la justa reivindicación de nuestros derechos como seres humanos. La ética y la cultura para la paz debería estar incardinada en los planes de estudio de las sucesivas Leyes de Educación para crear seres libres, cooperativos con la sociedad, altruistas y coherentes con el resto de la sociedad.
Alguien escribió que la ética es una necesidad social.
Juan L. Franco